jueves, 6 de septiembre de 2012

Ciro el Grande en la Biblia


Jeremías, Ezequiel y otros profetas advirtieron de esta gran calamidad en declaraciones como las siguientes: “¡Y el que esté para el cautiverio, al cautiverio!”. “Y en cuanto a ti, oh Pasjur, y todos los habitantes de tu casa, se irán al cautiverio; y a Babilonia llegarás.” “Hay esta declaración formal contra Jerusalén y toda la casa de Israel [...]. ‘Al destierro, al cautiverio irán’.” (Jer 15:2; 20:6; Eze 12:10, 11.) 

Claro, el destierro de los israelitas duraría sólo 70 años, tal y como ya se había profetizado según lo indicaba el libro del profeta Jeremías en el capítulo 25, versículos 11 y 12: "Y toda esta tierra tiene que llegar a ser un lugar devastado, un objeto de pasmo, y estas naciones tendrán que servir al rey de Babilonia setenta años. ‘Y tiene que ocurrir que, cuando se hayan cumplido setenta años, pediré cuentas al rey de Babilonia y a aquella nación —es la expresión de Jehová— por su error, aun a la tierra de los caldeos, y ciertamente haré de ella yermos desolados hasta tiempo indefinido." 


Asimismo, el libro del profeta Isaías menciona en capítulo 44 y 45: 

"Aquel (Dios) que dice de Jerusalén: ‘Será habitada’, y de las ciudades de Judá: ‘Serán reedificadas, y levantaré sus lugares desolados’; Aquel que dice a la profundidad acuosa: ‘Evapórate; y secaré todos tus ríos’; Aquel que dice de Ciro: ‘Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo’; aun en [mi] decir de Jerusalén: ‘Será reedificada’, y del templo: ‘Te será colocado tu fundamento’”. 
Esto es lo que ha dicho Jehová a su ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones, para que yo desciña hasta las caderas de reyes; para abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no estén cerradas: “Delante de ti yo mismo iré, y enderezaré las protuberancias del terreno. Las puertas de cobre haré pedazos, y cortaré las barras de hierro. Y ciertamente te daré los tesoros que están en la oscuridad y los tesoros escondidos que están en los escondrijos, para que sepas que yo soy Jehová, Aquel que [te] llama por tu nombre, el Dios de Israel. Por causa de mi siervo Jacob y de Israel mi escogido, hasta procedí a llamarte por tu nombre; procedí a darte un nombre de honra, aunque tú no me conocías. Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. Con la excepción de mí no hay Dios. Yo te ceñiré apretadamente, aunque no me has conocido, a fin de que desde el nacimiento del sol y desde su puesta la gente sepa que no hay ninguno fuera de mí. Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. 

Y el profeta Jeremías menciona en el capítulo 50 de su libro: “Hay una espada contra los caldeos —es la expresión de Jehová— y contra los habitantes de Babilonia y contra sus príncipes y contra sus sabios. Hay una espada contra los de habla vacía, y ciertamente obrarán tontamente. Hay una espada contra los hombres poderosos de ella, y realmente se aterrorizarán. Hay una espada contra sus caballos y contra sus carros de guerra y contra toda la compañía mixta que se halla en medio de ella, y ciertamente se volverán mujeres. Hay una espada contra los tesoros de ella, y realmente serán saqueados. Hay una devastación sobre sus aguas, y estas tienen que secarse. Porque es una tierra de imágenes esculpidas, y a causa de  visiones aterradoras siguen obrando locamente." 

De la Puerta de Ishtar sólo se conserva la parte baja. Lado vitrificado. Los colores son muy llamativos y en relieve. Tenía una doble puerta, la parte exterior más baja y la interior más alta. Disponía de un solo arco de medio punto y remataba en almenas.Esta puerta no era maciza, pues tenía dependencias en el interior.


Como podemos ver en los capítulos de la Biblia anteriores, los profetas ya habían dado muchos detalles sobre la caída del imperio babilónico. Entre ellos, los siguientes: 

- El nombre del rey comandante que conquistaría Babilonia sería Ciro 
- Este comandante atravesaría las puertas de dos hojas que poseía Babilonia como medio de defensa 
- El profeta Daniel también menciona el nombre de Darío, el rey medopersa que tomó Babilonia junto con Ciro. 
- Se menciona que provenía del nacimiento del sol, haciendo ver su procedencia geográfica 
- El profeta Jeremías menciona que las aguas de Babilonia tendrían que secarse 
- Las puertas de la ciudad se dejarían abiertas 

Pues bien, ¿se cumplieron esos detalles de las profecías? 


Bueno, tanto la Biblia como la historia corroboran que efectivamente fue Ciro II el comandante y rey persa que se encargó de la conquista de Babilonia en el año 539 antes de Cristo. 

En las palabras proféticas inspiradas registradas por Isaías concerniente a la restauración de Jerusalén y su templo se hizo mención de este gobernante persa como aquel que Jehová Dios había designado para derrocar a Babilonia y liberar a los judíos exiliados. (como ya mencioné citando del libro de Isaías 44:26–45:7.) Aunque esta profecía se registró más de un siglo y medio antes de que Ciro subiera al poder, y pese a que la desolación de Judá evidentemente tuvo lugar antes de que siquiera hubiera nacido, Jehová declaró que Ciro actuaría como su “pastor” a favor del pueblo judío. (Isaías 44:28; compárese con Romanos 4:17.) En virtud de este nombramiento por anticipado, se llamó a Ciro el “ungido” de Jehová (una forma de la palabra hebrea ma‧schí‧aj, mesías, y de la palabra griega kjri‧stós, cristo). (Isaías 45:1.) El que Dios ‘le llamara por su nombre’ (Isaías 45:4) con tanta antelación no quiere decir que le diera a Ciro su nombre cuando nació, sino, más bien, que sabía de antemano que un hombre llamado así se levantaría y que Él le llamaría, no de manera anónima, sino directa y específicamente, por nombre. por tal motivo los judios respetan y aman a Ciro, sin embargo esto era una representacion de como seria la funcion de Jesucristo como el verdadero Mesias.

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